La motivación tiene que salir de nosotros mismos

La motivación tiene que salir de nosotros mismos

La gente que estamos metida en el mundillo de la productividad pasamos mucho tiempo discutiendo en la red si es mejor esta técnica o la otra, como sacar más partido a nuestra concentración o como hacer que nuestro trabajo sea más feliz y de mejor calidad.

Como dijo el exitoso entrenador de fútbol americano Lou Holtz:

La habilidad es lo que permite hacer ciertas cosas; la motivación determina lo que se hace y la actitud cuán bien se hace.

 

A veces, intentamos compartir nuestra pasión con otras personas y nos encontramos con una resistencia que parece absurda, pero si pensamos detenidamente en ello y nos ponemos en su piel, puede llegar a resultar comprensible.

Son frases que seguro que a muchos de vosotros os sonarán. Probablemente, incluso vosotros mismos os hayais descubierto en algún momento pensando algo parecido.

«Eso de la productividad no es para mi», «yo no puedo organizarme, soy un desastre», «ya hago mi trabajo bastante bien, no necesito mejorar nada»

Este argumento nos lleva a la raíz de lo que hoy quiero compartir con vosotros. Si las técnicas de productividad son tan efectivas y el mundo es mejor si las usamos; ¿por qué no las usa todo el mundo? Yo opino que todo es simplemente un tema de motivación personal.

Si no tienes la motivación necesaria para mejorar tu vida, nunca la mejorarás. Así de duro y simple. No tiene sentido ir a cursos, aprender un monton de teoría de la productividad o contratar a un coach si no estas absolutamente convencido y motivado para mejorar. Yo mismo tuve momentos de mucho desánimo en mi vida académica y profesional y siempre puse excusas que, despues de analizar fríamente el origen del problema, me dí cuenta de que eran absurdas. El problema era, simple y llanamente, que no sabia encontrar la motivación que me hacía falta.

Esta reflexión nos conduce a otra pregunta que he oido un montón de veces: ¿de donde saco entonces la motivación necesaria para mejorar?

Vereis, hace no mucho tiempo trabajaba en una empresa con un equipo que estaba terriblemente desmotivado. La verdad es que la empresa nos mimaba mucho e intentaba mejorar nuestro ánimo por todos los medios, pero las circunstancias y la naturaleza del proyecto en el que estabamos inmersos hacía que nada sirviera y cundiera el desánimo día a día. Todos hacíamos lo que creíamos mejor para el proyecto, pero no remábamos en la misma dirección. En definitiva, la gente se sentía muy cansada y quería dejar el proyecto.

Mis superiores y yo intentamos utilizar todos los recursos que estaban en nuestras manos para mejorar nuestra motivación: nos invitaban a comer, teníamos un horario muy flexible y una carga de trabajo que nosotros mismo fijabamos. Yo impartí un par de pequeños seminarios de productividad para que la gente sintiera que estaba aprendiendo y, que por lo menos, tuvieran la sensación de que estaban mejorando en algo sus vidas. Nada surtió efecto.

Un día decidí reunir a mi equipo de trabajo en una sala. Con tanto desgaste habían surgido tiranteces y las relaciones entre algunos de nosotros estaban bastante tensas. Tomé la decisión de compartir con ellos una reflexión en la que creo profundamente, y que seguramente en ese momento me costó el puesto.

La motivación tiene que salir de nosotros mismos.

Se que se molestaron al escucharlo, pero era cierto entonces y sigo creyendo que es cierto ahora, en todas las facetas de la vida. Si no queremos ser felices, nunca lo seremos. Si no queremos que nos motiven, nunca nos motivaremos por muchos factores exógenos que intervengan en la ecuación. Si nos empeñamos en crear un problema, el problema se volverá real tarde o temprano. Si mi equipo no quería trabajar conmigo, yo nunca podría trabajar con ellos.

Seguramente mi marcha de esa empresa supuso un bálsamo para el equipo en ese momento, pero probablemente supuso una solución temporal. Me gustaría pensar que les fue bien a todos y que los proyectos saliero adelante, eran buena gente en definitiva, pero supongo que después de mi marcha perduraría el problema de base que he expuesto antes y que fue solventado renovando gran parte del equipo. El que no quiere estar motivado, nunca estará motivado. Si no está motivado, nunca tendrá la fuerza necesaria para encontrar la raíz de los problemas en el trabajo. Y si no se encuentra la raíz de los problemas, los problemas nunca se resuelven. Y si los probelmas no se resuelven, seguirás desmotivado. Es un círculo vicioso que solo nosotros podemos romper desde dentro.

De esta experiencia viene mi consejo de la semana:

¿Queréis ser más felices en vuestro trabajo? ¿Queréis ser más productivos? ¿Queréis que, pase lo que pase, todo termine saliendo bien? No espereis a que se den las circunstancias apropiadas, a tener un jefe mejor o a que lleguen tiempos mejores, ni pongais cualquier otra excusa. El momento siempre es AHORA. Las circunstancias siempre son las apropiadas. La motivación nace de nosotros y se amplifica con nuestro entorno. La unica forma de mejorar nuestro trabajo y, por extensión, cualquier otra cosa, es que deseemos hacerlo.

 

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Ya hay 7 comentarios en este artículo. ¡Tu opinión me interesa!

  • Enrique Sedano says:

    En mi departamento ha habido un cambio de director de departamento hace no mucho. Él siempre ha sido un entusiasta de la productividad, el coaching y el trabajo en equipo, y ha tratado de transmitir ese entusiasmo al resto de profesores y doctorandos.

    El resultado, como en tu caso, ha sido totalmente nulo. Más bien al contrario, ha resultado algo contraproducente.

    Porque para transmitir esa motivación estuvo, durante los primeros meses, reuniéndose con la gente, ya fuese individualmente o en grupo. Gente cuya opinión de la productividad y la gestión del yo es que es charlatanería y que en realidad no aporta nada. Y claro, eso hizo que las reuniones, aunque durasen horas y horas, lo único que consiguiesen fuese perder horas de trabajo efectivo para todos.

    No comprendo a la gente a la que le dices que estás intentando aplicar tal o cual técnica de productividad y te miran como con pena y contemplación, en plan de «Pobrecito, ya te han vendido la moto». La gente lo ve como si fuesen libros de autoayuda del tipo «Deja de fumar en 10 cómodos pasos» o «Adelgaza 20 kilos en dos semanas». Como si se tratase de anuncios de teletienda, que venden humo. Como si salir de una espiral procrastinadora no costase ningún esfuerzo y no hubiese que poner muchísima fuerza de voluntad para cambiar tus hábitos. Es gente que no debe tener problemas para trabajar eficientemente y organizarse, pero no se dan cuenta de que a los que tratamos de aplicar técnicas de productividad nos hacen polvo con ese tipo de comentarios. Es como si a alguien que se esfuerza en ir al gimnasio a diario, sabiendo que no le gusta pero se aplica en hacerlo, le dices «¡Venga, hoy no vayas, mejor vente a tomar una cervecita conmigo!»

    Así que totalmente de acuerdo. La motivación tiene que salir de nosotros mismos, porque de ponernos trabas ya se encargan los demás.

    • Daniel Grifol says:

      Lo peor de la gente que no tiene hambre de mejorar es que le da rabia que la gente de su alrededor sí que tenga ese hambre.

  • idoia Guma says:

    Me parece muy interesante y cierto. Comparto lo que dices.
    Como estudiante, me he encontrado muchas veces a compañeros muy demotivados. Siempre ponen excusas: el profesor que les tiene manía, que no se concentran, que no son inteligentes, etc. Es frustrante ver como des de fuera se les intenta dar todas las facilidades para que el alumno se motive, pero no hay resultados. El alumno tampoco se plantea de verdad ser mejor, ni está dispuesto a esforzarse para mejorar, Entonces es cuando veo que el único que se puede motivar el el alumno, – claro está que un clima que le ayude nunca está de más! -. El tiene que decidir que le gusta y que no, que quiere estudiar más porque le gusta y que prefiere apartar. Y por mucho que se contraten coach y psicólogos si la persona en cuestión no está dspuesta – a veces, por que no es consciente de lo que le pasa- poco se avanza!

  • levy says:

    desde mi humilde experiencia, creo que todos tenemos campos en los que nos vemos motivados. no siempre lo que le motiva a uno tiene que motivarle a otro. la motivación , para que surja, tiene que haber algo que nos atraiga y por el que, aunque nos cueste mucho sacrificio y perdemos la nocion de tiempo no renunciariamos a aquello.
    recuerdo a una compañera de instituto a quien siempre suspendia las asignaturas de ciencias y tanto fue asi que la orientaron para que hiciera rama de letras porque allí si sacaba buenas notas. ella decia siempre que no captaba las lecciones de aquellos profesores que le daban ciencias para quienes , para nosotros eran lo mejor de lo mejor.
    el año siguiente, primero el de mate cogio una exedencia y ese mismo año, la chica fue otra, y curiosamente, según habia cambiado de clase empezo a interresarse por las ciencias y sacar una de las mejores notas.
    hoy en día es CARDIOLOGA . hay otros ejemplos de gente con quien la motivación no es solo la asignatura, el trabajo etc, si no que puede ser tener un buen amigo de clase, sentirse valorado en el trabajo, estar enamorado de la chica de la segunda fila, el profe le cae bien, etc y casos como esos abundan.
    hay cosas que en la vida que no son facil de explicar y la motivación es una de ellas.

    • Daniel Grifol says:

      Estoy de acuerdo. Pero creo que nos debemos obligar a nosotros mismos un poco a encontrar esas cosas que nos atraigan para motivarnos.

  • GuellyGola says:

    En mi ambiente laboral no ha sido un caso para nada de motivación … Acaso uno se motiva más utilizando la motivación a la inversa ? Yo soy de las que tiene hambre de mejorar cada día… De aprender algo nuevo cada día… Pero como uno deja de sentirse inseguro con un jefe desmotivarte??

    • Daniel Grifol says:

      Por mail lo hemos comentado un poquito. Por resumir el tema te aconsejaría que:

      1) Revises tu punto de vista con sinceridad, quizás no tienes el enfoque adecuado
      2) Hables con tu jefe, quizás el no se da cuenta del ambiente en el que trabajas
      3) Si nada de eso funciona y no hay posibilidad de cambiarlo, te replantees si estás donde debes estar

      Si algo no te gusta, cámbialo. Primero cámbiate a ti mismo, después cambia lo que te rodea.

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