Productividad: Ser productivo no es estar ocupado

Productividad: Ser productivo no es estar ocupado

En mi trabajo mucha gente se extraña de cómo puedo ir promulgando por ahí que la productividad es mi bandera, que hay que saber aprovechar el tiempo y que ser productivo es una forma de vida y a la vez tomarme descansos cada hora, trabajar estrictamente en mi horario en la medida de lo posible y descansar los fines de semana.

Ser productivo no significa estar siempre ocupado.

Descanso cada hora porque aplico una técnica que aboga por periodos de concentración máxima de 50 minutos seguidos de descansos.

Cumplo mi horario estrictamente porque mi plan de trabajo diario cubre 40 horas semanales y, si se dilata más en el tiempo significa que no me he esforzado lo suficiente para cumplirlo.

No trabajo fines de semana porque los dedico a descansar y formarme, lo que también redunda en una mejora de mi productividad laboral.

Estas críticas vienen dadas por un arquetipo de persona ocupada que se ha dado tradicionalmente en las empresas españolas. Estas personas se quedan hasta tarde en la oficina, nunca tienen tiempo para reuniones, siempre están hasta arriba de trabajo y, en muchos casos, se llevan el trabajo a casa los fines de semana.

Se trata de personas ocupadas, pero no productivas que toman malas decisiones sobre las tareas en las que deben emplear su tiempo. La productividad es un paradigma que se fundamenta en la elección de las tareas clave que debes realizar y la planificación de las mismas a lo largo de la jornada laboral, esto es, una optimización de tu tiempo. El baremo para medir la productividad no es la cantidad de horas que se trabaja, sino las unidades de trabajo que se es capaz de producir y la importancia de las mismas.

No hay un día peor de trabajo que aquel en el que te vas a casa agotado después de haber trabajado durísimo pero no estás muy seguro de qué objetivos has cumplido. Has ocupado todo tu tiempo pero no has obtenido resultados óptimos.

Un ejemplo común es el de los coordinadores de equipos que pasan el día respondiendo mails, asistiendo a reuniones y comprobando el estado de las tareas. Muchos de ellos trabajan durísimo durante todos los días del año. Pero si te analizas profundamente cuál ha sido el resultado que ha producido su trabajo, probablemente la respuesta sea que ellos conocen el estado del proyecto y ha mantenido informados a sus superiores, nada más. Hacen una mala elección de a qué y cuándo dedican su tiempo.

Quizás haciendo una gestión más racional de sus recursos, estableciendo periodos para responder el correo o manteniendo reuniones eficientes y programadas por ejemplo, habría cumplido con el mismo objetivo y además podría haber dado otros frutos: métricas de resultados, anticipación a los problemas, preocuparse por la motivación del equipo o aprovechar para la investigación y el aprendizaje…

Este es sólamente un ejemplo relacionado con mi profesión, pero seguro que muchos conocéis casos de compañeros o superiores que están todo el día trabajando pero no estáis muy seguros de lo que hacen en realidad porque no veis los frutos que producen. Posiblemente se trate de personas muy ocupadas pero no muy productivas que no toman buenas decisiones acerca de las tareas que deben acometer.

¿No paras en todo el día y aún así no llegas a todo?

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