Los que me conocéis sabéis que soy un gran amante de la cultura japonesa y en particular del bushido.
El principio sobre el que se asienta el bushido es el de que la muerte puede alcanzarnos en cualquier momento y no debemos temerla, sino que tenemos que estar preparados. Debemos vivir preparados para morir en cualquier momento.
Aunque puede sonar un tanto fatalista, en realidad es un punto de vista muy motivante y con mucho sentido. Vive cada instante de tu vida como si fuera el último, da siempre lo mejor de tí mismo y nunca te traiciones porque podrías no tener la oportunidad de rectificar.
Me gusta llevar este principio a mi trabajo porque creo que en el trabajo, como en la vida en general, hay que estar siempre preparado para todo. En mi vida laboral relativamente corta he vivido quiebras de empresas, absorciones, cambios de trabajo, cambios de puesto y un despido. Esto me ha hecho comprender que siempre tengo que estar listo para meter mis cosas en una caja y buscar nuevas oportunidades.
Las consecuencias de la aplicación de esta filosofía son dos:
La primera es que siempre tengo la información de mis proyectos bien ordenada, documentada y a la vista. La redacto pensando que el día de mañana otra persona que no sea yo va a tener que utilizarla para hacer mi trabajo, yo no soy imprescindible. Curiosamente, este conjunto de buenas prácticas me ayuda a hacer mejor mi trabajo. Me ayuda a reengancharme a proyectos que tenía olvidados y facilita el que sea realmente difícil que olvide dónde he puesto algo.
La segunda es que siempre estoy evolucionando como trabajador. Hoy puedo ser el director técnico de un ecommerce donde todo el mundo habla inglés y al día siguiente puedo ser un ingeniero pre-venta en una agencia de marketing online. Aprende todo lo que puedas de cada sitio donde estés, fórmate continuamente (y eso no significa hacer cursos) y no te encasilles jamás. Si no evolucionas llegará un día en el que no tengas trabajo.
Una filosofía aparentemente tan fatalista supone para mi una motivación añadida en el día a día. Me da una razón más para aprender, para ser metódico y para intentar ser la mejor versión de mi mismo todos los días.
Interesante filosofía, nunca se me había ocurrido aplicar este concepto al trabajo.
Otra consecuencia de aplicarlo que se me ocurre es no hacer ñapas pensando que más adelante tendrás tiempo para sustituirlas por código limpio. Generalmente no es buena idea, pero si encima piensas que mañana no vas a estar, es interesante plantearte «¿es esta la clase de estela que quiero dejar tras de mí?»
«Este es el legado que quiero dejar a mi hijos…?»
Jaja. No, en serio, hay gente en el mundillo web a la que no contrataría solo porque he visto el código que ha escrito. Y es posible que yo sea uno de esos.
Tu reflexión es muy interesante. No es es mala filosofía intentar hacer las cosas lo mejor que sabes todos los días.