Por suerte o por desgracia, soy programador. Mi área de conocimiento es muy técnica y muy volátil. Me relaciono a diario con gente como yo, que tiene que estar siempre a la última, leyendo continuamente y aprendiendo todos los días.
En este ambiente, no es raro encontrarte con gente que opina que leer blog en el trabajo es una tarea fundamental de su día a día, que los cursos de formación son una necesidad imperiosa de su desarrollo profesional o que de vez en cuando es bueno dedicar tiempo a proyectos personales porque el conocimiento adquirido repercute en definitiva en el bien de la empresa.
Yo soy uno de ellos sin ir más lejos. Pero con matices.
Tengo muy claro que el conocimiento solamente puede ser considerado como medida de productividad si es conocimiento validado. Es decir, si es conocimiento que has podido aplicar en algún momento de forma clara y efectiva a tu trabajo. O dicho de otra manera un poco más radical. Todo aprendizaje es una forma de perder el tiempo siempre y cuando no podamos aplicarlo directamente sobre algo.
Por supuesto que el objetivo del aprendizaje no tiene por que ser ganar más dinero, se puede traducir en mejoras en nuestra vida, en unas mejores relaciones personales, en disfrutar mejor de nuestro ocio, en realizarnos como seres humanos… Sin embargo, recordemos que estamos hablando del conocimiento que adquirimos durante nuestro tiempo de trabajo. Es decir, consumimos recursos de la empresa. Debemos ser conscientes de cual es el resultado de esta inversión.
¿Por qué un punto de vista tan radical? Pongamos un ejemplo claro para empezar. En el trabajo llevo un mes leyendo sobre cómo mejorar un aspecto concreto de mi área de trabajo. Con el conocimiento adquirido, ponemos en marcha un plan de mejora en la forma de hacer las cosas que mejoran la productividad de toda la empresa en un 20%. El conocimiento adquirido ha sido muy útil y ha resultado altamente rentable.
Pongamos un ejemplo un poco más confuso. Soy un tipo al que le gustan los videojuegos, los comics y este tipo de cosas. Conozco los nombres de decenas, si no centenares de personajes que nunca han sido reales. Y por supuesto que cuando era más joven de vez en cuando leía algún foro en mi tiempo de trabajo. ¿Es esto conocimiento útil? A priori siempre pensé que era tiempo perdido, hasta que pude aplicarlo al mundo del diseño de videojuegos. De hecho, en alguna empresa en la que he trabajado, jugar un determinado número de horas a la semana era obligatorio. Desde luego he perdido muchas horas, pero no han sido completamente improductivas. Aunque francamente, tampoco han sido muy productivas porque la relación de inversión/resultado no ha sido muy óptima.
Pongamos un tercer ejemplo. Mi empresa me envía a hacer un curso de 3 semanas sobre algo que a priori parece muy interesante, ITIL por ejemplo. Vuelvo a la empresa y no encuentro apoyo para aplicar lo que he aprendido. Es más, incluso habiendo aprendido a hacer mejor mi trabajo, los propios flujos de producción me obligan a no aplicar personalmente lo que he aprendido. ¿Resultaba a priori interesante el curso? Si ¿Aprendí algo que podría haber cambiado mi forma de trabajar y haber mejorado así la productividad de la empresa? También. Pero como nunca se aplicó, nunca se convirtió en conocimiento validado y, por tanto, el coste inversión/resultado fue muy alto.
Mi teoría es que no es necesariamente bueno aprender todo lo que se pueda de cualquier cosa. Debemos ser selectivos, sobre todo si hablamos del tiempo que dedicamos de nuestro trabajo a aprender. El saber sí ocupa lugar y, sobre todo, consume nuestro tiempo, que es en realidad nuestro recurso más preciado. Hay que aprender constantemente, pero hay que ser cuidadosos con la elección de lo que quieres aprender. El conocimiento sólo es verdaderamente útil si somos capaces de transformarlo en conocimiento validado con una relación inversión/resultado aceptable.
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