Últimamente me estoy adentrando poco a poco en el mundo de la independencia financiera, los ingresos pasivos y estoy aprendiendo mucho sobre minimalismo económico. Esta búsqueda me ha llevado a encontrarme con un autor de finales del siglo XX llamado Iván Illich.
Este señor tiene una obra muy extensa (y por lo que he podido leer bastante interesante) en la que hace una crítica demoledora y razonada del capitalismo consumista basado en la obsolescencia. Uno de los conceptos que maneja es el de contraproductividad.
Es difícil de enunciar lo que quiere decir con esto porque más que un principio o una idea es una forma de entender el mundo, pero quizás pueda intentar explicarlo a partir de este enunciado:
Si adoptamos una forma de hacer las cosas o una herramienta, debemos pensar si de verdad nos beneficia o por el contrario nos perjudica.
Veamos algún ejemplo.
Iván Illich, con las estadísticas en la mano, comprobó que un estadounidense medio conducía su coche 10.000 Km al año, una media de 4 horas al día, para ir a trabajar en la década de los 70. Eso significa que se movía a una velocidad de 6 Km/h, la misma velocidad a la que se mueve una persona andando. Si efectivamente prescindieran del coche, no solo tardarían lo mismo en llegar a su lugar de trabajo, se ahorrarían dinero en vehículo y gasolina y no consumiríamos recursos naturales.
Este concepto es realmente interesante y se puede aplicar directamente a los ámbitos personal, empresarial y financiero, que a fin de cuentas son los que me tocan directamente.
Un ejemplo parecido al anterior pero extraído de mi vida personal. Cuando era más joven, tenía un trabajo en el que ganaba 600€ al mes y gastaba 50€ en transporte público. Me ofrecieron un trabajo en el que gana 1000€ al més, y lo acepté al instante. Demonios, casi me doblaba el sueldo. Para poder llegar al nuevo trabajo tuve que comprarme un coche porque tenía que recorrer 120Km diarios. El gasto de tener el coche más el combustible equivalía a unos 450€ mensuales. Cambiarme de trabajo me costó dinero en realidad. también tiempo porque tardaba más en llegar al trabajo. Y comodidad porque tenía que conducir y no podía ir leyendo. Fue una decisión contraproductiva.
Seguro que se os ocurren un montón de ejemplos de situaciones en las que la relación entre coste/beneficio de tener algo es absurda con respecto a la relación coste/beneficio de no tenerlo.
Si tengo un teléfono móvil que funciona perfectamente y que cubre todas mis necesidades: ¿por que voy a comprarme uno nuevo? Cambiarlo es absolutamente improductivo. El único resultado real es que habré invertido 5 o 6 horas de mi vida trabajando para comprar una cosa que no necesito en realidad. Sería una decisión contraproductiva.
También ocurre con los sistemas de trabajo y el tiempo que invertimos en ellos. Recuerdo el caso de una antigua compañera que tenía un sistema de organización parecido al mío de listas, pero basado en postits de colores y paneles. Era de vital importancia para su organización el color del postit en cuestión. Me decidí a probar el sistema, parecía que a ella le iba bien.
El resultado es que mi productividad bajó porque, aunque en realidad el método para acceder a la información de su sistema si que era mejor que el que usaba antes, el tiempo que tardaba en almacenar las tareas era mucho mayor debido a que necesitaba muchos más recursos para hacerlo. El resultado es que, de facto, tardaba más en organizarme. Al final, los dos adoptamos mi sistema de listas.
Antes de invertir recursos en algo, ya sea tiempo o dinero, no está de más pensar en el beneficio que te aporta esta inversión. Puede que los resultados te sorprendan.
Daniel, muy buen articulo! Como siempre invita a la reflexión y a ver como mejorar en nuestro día a día.
En que libro trata el tema de la contra productividad?
Olmedo, Raúl. Para comprender a México II. La contraproductividad del crecimiento económico. México: UNAM. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2010, ISBN: 978-607-02-1882-8
Ojala le pueda servir la información