El mundo es cada vez más rápido y superficial

El mundo es cada vez más rápido y superficial

Vivimos en un mundo extremadamente rápido. Mi mundo en concreto, el mundo de internet y las nuevas tecnologías, es demasiado rápido.

Cada vez empiezo a oír más voces que advierten de que ir demasiado rápido nos puede conducir a un callejón sin salida. Corremos lo mas deprisa posible con los ojos vendados y en cualquier momento nos podemos topar con una pared sin ni siquiera imaginarnos que estaría ahí.

Si le pasó a Samsung, con su penoso lanzamiento del Samsung Galaxy S3 o a Blizzart con su decepcionante Diablo 3, deberíamos reflexionar y pensar que es lo que nos puede pasar a nosotros.

Y es que el mundo hoy en día es superficial. No digo superficial en lo estético, que siempre lo ha sido y siempre lo será, sino superficial en cuanto a comprensión de las cosas. Tenemos un exceso de información que nos lleva a leer los artículos transversalmente y uno tras otro sin pensar sobre lo que estamos leyendo. En las reuniones a las que asisto, todas las preguntas que se formulan giran entorno al cómo y cuándo de las cosas, y muchas veces deberían girar entorno al por qué.

Lo más preocupante de la velocidad quizás no sea la superficialidad sino el cortoplacismo. Los acontecimientos que antes perduraban durante meses en nuestras mentes ahora son efímeros, por lo que las repercusiones de las decisiones que ahora tomamos nos resultan también efímeras y damos mayor importancia al impacto que puede tener en los próximo días antes que al impacto que puedan tener en los próximo años. Véase por ejemplo las decisiones económicas que han tomado los gobiernos durante estas crisis, encaminadas a tapas agujeros y sin ningún atisbo de planificación a largo plazo.

Esto es algo que cada vez percibo con más frecuencia en las empresas, donde cada vez menos decisiones se ajustan a un plan maestro de larga duración, el famoso Big Picture, y suelen ceñirse como mucho al ámbito del año en curso, cuando muchas veces resulta claramente insuficiente. Una empresa que pretende doblar su facturación en dos años por ejemplo no puede tener planes de recursos humanos centrados en la contratación del siguiente candidato, sin mirar más allá.

La comprensión profunda, razonada y meditada de las cosas es el único camino hacia una mejora sólida, segura y sostenible. Soy un programador web y seguiré escribiendo código lo más rápido posible cuando sea necesario, pero también seguiré peleando por demostrar que hacer las cosas más deprisa no significa ser más productivo ni sacar más trabajo adelante.

Hay un tiempo para ser veloz y un tiempo para pararse y reflexionar.

¿No paras en todo el día y aún así no llegas a todo?

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Ya hay 2 comentarios en este artículo. ¡Tu opinión me interesa!

  • Nelly says:

    Lo del «Cortoplacismo» me suena. ¡Pero si hasta lo usamos a nivel de políticas económicas nacionales!
    Lo he visto también aplicado en los planes de empresa.
    Ains, qué difícil es todo, la verdad…

    De todos modos, una es impaciente. ¿Por qué no escribes un artículo de cómo evaluar los resultados para saber si vamos en la buena dirección?

    Saludos!! (y besos)
    Nell.

    • Daniel Grifol says:

      ¿Cuál es la buena dirección? ¿Cómo se evalúan los resultados? ¿Que deberíamos evaluar exactamente? ¿Cómo medimos lo que deberíamos evaluar? Has acertado en el corazón de la productividad. Dar respuesta a estas preguntas es la forma de mejorar.

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