Siempre he sido un apasionado de la organización. Podría decirse que desde pequeñito. Cuando empecé a estudiar ingeniería de software en la facultad, quedé maravillado por lo bien estructurado y procedimentado que estaba la industria del desarrollo de software.
Sin embargo, como pasa casi siempre, la teoría es preciosa pero la realidad lo es mucho menos. Si existe la técnica, existen personas como yo apasionadas de la gestión de proyectos y existen las herramientas apropiadas para que un project manager pueda controlar el trabajo de los equipos; ¿por qué hay tantas empresas que siguen siendo profundamente ineficientes?
Y no hablo solo de empresas de desarrollo de software, me refiero a cualquier empresa cuyo producto principal sea la prestación de servicios . Pocas empresas medianas son eficientes, aunque tengan todo a su favor para serlo.
Conscientes de su problema y, para corregirlo, las empresas contratan o ascienden a uno de sus empleados a project manager. Su primera medida siempre es sugerir la implantación de una herramienta que permita una correcta gestión de los proyectos. Y muchas veces fracasan.
El motivo principal es porque una herramienta no puede mejorar la gestión de los procesos por sí misma. Necesita de un trasfondo para que todas las personas que tienen que utilizarla lo hagan de forma natural.
Antes de que el manejo de esta herramienta se haga a diario y como parte fundamental del trabajo, todo el mundo tiene que ser consciente de la importancia de seguir el proceso de trabajo apropiado . Toda la empresa tiene que remar en la misma dirección. Tienen que respirar la misma forma de trabajar propuesta por el project manager. En definitiva, tienen que adquirir una cultura empresarial.
La cultura empresarial es la base de cualquier sistema de gestión de proyectos. Sin esta cultura, la labor del project manager se convierte en la de alguien que va persiguiendo a sus compañeros por el correo electrónico o en reuniones a menudo inoportunas para decirles que su forma de trabajar no es la apropiada. Y a nadie le gusta que le digan que su forma de trabajar no es la que se se espera que sea.
La primera labor del project manager es la de forjar una cultura . La de hacer que la gente que va a trabajar con él sienta la misma necesidad de orden. La de hacer que todos quieran trabajar del mismo modo porque saben que así podrán vivir mejor porque su trabajo será más cómodo.
La implantación de una cultura empresarial puede ser una labor compleja y que lleve tiempo. Y es muy ingenuo pensar que no haya gente que se vaya a resistir al cambio, ya conocemos de sobra la resistencia que genera el cambio y lo preparados que hay que estar para saber gestionarla. Pero, aún con todas estas dificultades, es imprescindible. Si no excavamos los cimientos de una casa antes de construirla no podemos esperar que se mantenga en pie.
Si eres un project manager y estas leyendo esto, reflexiona antes de entrar como un elefante en una cacharrería e intentar implantar una herramienta sin la complicidad del equipo que va a utilizarla. Poneros todos del mismo lado y desarrollad primero la cultura para que la implantación de esta herramienta de gestión de proyectos tenga éxito de forma duradera.
Hola Daniel, he llegado a ti a través de un twit de @JeroenSangers estamos trabajando intensamente en la dirección que comentas, echa un vistazo a nuestra herramienta software. http://www.inandoutweb.com
Gracias por la sugerencia. Le pegaremos un ojo ;)