Llevo tiempo preguntándome que sentido tiene ser productivo. Esto me ha llevado a investigar y a reflexionar mucho. He preguntado a varias personas que admiro, he observado a gente cuya vida tiene rasgos que, por que no decirlo, envidio de una forma sana y he leído biografías de hombres de los que merecen la pena aprender.
En muchos de ellos, he observado una cierta obsesión por sus carreras profesionales o un estilo de vida en particular. Algunos lo llaman pasión, otros lo llaman amor por lo que son. A otros incluso les duele casi físicamente, como es el caso de muchos grandes artistas.
Está “pasión” hace que minimicen el tiempo que dedican a cosas que les alejan de sus objetivos. Algunos incluso a nivel muy extremo como no comer o no lavarse durante días. Es como si el alimentar el objeto de su obsesión les sirviera de sustento y pudieran sobrevivir solamente de la satisfacción que les proporciona.
Nunca llegaré a tanto, me gusta demasiado comer y ducharme como para estar más de un día sin hacerlo, pero sí que me quedo con una observación que se repite hasta la saciedad. Si quieres ser realmente bueno en lo que haces, trabaja en algo que te apasione. De este modo, el trabajo dejará de ser trabajo y te resultará mucho más sencillo dedicarle tiempo.
Recuerdo que antes pensaba “genial, pero ¿quién puede dedicarse a lo que realmente le gusta?”. La respuesta es que el enfoque debe ser distinto. No debes esperar a encontrar el trabajo perfecto. Tienes que encontrar un trabajo aceptablemente bueno y enamorarte de el. Esto lo aprendí por las malas.
Veréis, no se si os he contado alguna vez que durante un tiempo trabajé como pintor profesional de miniaturas, mientras estudiaba en la universidad. Me parecía el trabajo perfecto. Era lo que más me gustaba hacer, pagaban bien, no tenía horarios, era mi propio jefe… Pero acabé harto de ese trabajo. Y acabé harto porque no aprendí a amar lo que hacía, simplemente encontré algo que ya amaba y traté de convertirlo en una profesión. Esto funciona durante una temporada, pero no para siempre.
Lo que está claro es que, dentro de mi profesión, debo buscar el trabajo que me resulte más gratificante. Si quiero ser realmente productivo en mi trabajo tengo que estar enamorado de él. Y, para estar enamorado de algo o alguien, tienes que esforzarte por mantener la llama del amor viva todos los días. Si ves que algo no te gusta, cámbialo. Si te sientes estancado, intenta algo nuevo. Si te aburres, explora nuevos campos.
Sea como sea, lucha por mantener viva la llama del amor a tu trabajo.
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