La mayoría de la gente formamos a nuestro alrededor una especie de burbuja, una estructura social y profesional que nos resulta cómoda para vivir y dentro la que que nos sentimos seguros y protegidos. Es lo que mucha gente llama la zona de confort.
Soy un firme defensor de la rutina. La rutina nos ayuda a mejorar nuestra productividad personal y nos da la seguridad necesaria para construir nuestros proyectos. Pero la rutina se vuelve peligrosa cuando empezamos a hablar de monotonía. La monotonía es un lastre que nos va arrastrando poco a poco al desánimo, minando nuestra motivación y haciendo que nos resulte cada vez más dificil trabajar. La solución más sencilla para esto es «salir de tu zona de confort».
Salir de tu zona de confort no es difícil. Procura hacer algo que no hayas hecho nunca y que no tengas ni idea de como va a salir: practica un deporte nuevo, prueba algún hobbie que nunca hayas probado, apúntate a clases de baile, sal por ahí con gente con la que no sueles salir… El truco está en ponerte en una situación en la que no sepas como vas a reaccionar, aunque te asuste un poco. Nuestro subconsciente se encargará de ponernos alerta y de despertar en nosotros las capacidades que tenemos latentes y no solemos aprovechar. Después, las habilidades descubiertas y las nuevas cosas que hayamos aprendido saliendo de nuestra zona de confort cambiarán algún aspecto de la visión que tenemos de nosotros mismos y nos haran encajar de forma ligeramente diferente, regenerando nuestra motivación.
Es algo que funciona especialmente bien en el trabajo y además nos permite aprender cosas nuevas. Intenta que te asignen un proyecto sobre algo que no conoces muy bien, propón un intercambio de unos días con otro departamento para adquirir un nuevo punto de vista o ir a un congreso. Si tienes gente a tu cargo, proponerles salir de su zona de confort es una forma estupenda no solo de que tu equipo se motive sino de que aprendan cosas distintas, afronten nuevos retos y, seguramente, permitirles que descubran en ellos mismos o en sus compañeros habilidades que desconocían.
Sin embargo, ten en cuenta que salir de la zona de confort no debe suponer un cambio radical. Estamos hablando de un revulsivo para reactivar nuestro ánimo, una experiencia que nos devuelva la motivación, no de un giro de 180º en tu forma vida. Quiero decir que decisiones del tipo cambiar de trabajo, de ciudad o de novia se deberían afrontar con una perspectiva diferente.
Si te sientes aburrido con el día a día, prueba a hacer algo nuevo, aprende cosas, haz algo que te asuste un poco y pásatelo bien haciendolo.
Deja un comentario ¡Tu opinión me interesa!