El Principio Hawthorne o Efecto Hawthorne es uno de esos descubrimientos que se hacen por casualidad y que resultan ser más interesantes que el hecho que se estudiaba en sí.
Hawthorne era una empresa de Chicago que durante algo menos de una década realizó experimentos para intentar mejorar la productividad de sus cadenas de producción modificando diversos factores como la cantidad de luz con la que se trabajaba, cambios de horarios, mediciones de actividad en distintos meses.
El estudio retrospectivo arrojaba unos datos muy curiosos. Los empleados siempre trabajaban más duro cuando se estudiaba cómo les afectaban estos cambios en sus condiciones de trabajo, pero este incremento de la productividad se atenuaba a lo largo del tiempo hasta que terminaba siendo despreciable.
La conclusión de este experimento fue realmente curiosa y tiene aplicaciones prácticas :
La gente trabaja más cuando siente que está siendo observada.
Un principio muy interesante. Seguro que algún manager ya ha tenido la tentación de sacar un látigo y estar encima de sus equipos todo el rato. Sin embargo, es conocido que el exceso de control afecta a la motivación de los trabajadores y opera en detrimento de la productividad.
Podríamos sentirnos tentados también a establecer sistemas de evaluación continuos, pero está demostrado que los sistemas de evaluación continuos sólo son efectivos si van asociados a la consecución de objetivos definidos. Si no, se convierten en parte de la rutina y dejan de tener un impacto sobre la producción.
¿Cómo usar el Efecto Hawthorne en nuestro beneficio entonces? Lanzando nuevos retos a los trabajadores mientras les permites ser autónomos para tomar sus propias decisiones.
Cuando alguien pone su confianza en nosotros para que hagamos algo importante, sentimos que nos convertimos en el foco de atención de una forma inconsciente. Todo el mundo está pendiente de lo que hagamos porque es determinante para el futuro del equipo, de la empresa o de nosotros mismos. Técnicamente no estamos siendo objeto de estudio como en el experimento Hawthorne, pero si nos sentimos evaluados.
Enfocándolo desde un punto de vista más amplio, tiene sentido plantear estos retos como parte de un sistema de mejora continua tipo Círculo de Deming, donde puedes lanzar experimentos de producción de una forma estructurada y planificada.
Cabe pensar que si planteamos bien las mejoras a estudiar no sólo obtendremos una mejora en nuestro sistema de producción sino que obtendremos como beneficio secundario un aumento de la productividad como consecuencia del Efecto Hawthorne.
La verdad es que el Principio de Hawthorne es un efecto psicológico realmente curioso y al que merece la pena intentar sacar partido.
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