No reflexionar acerca de los errores que cometemos o, peor aún, no reconocer que cometemos errores es uno de los errores más comunes que cometemos los individuos a la hora de mirarnos a nosotros mismos.
Todos cometemos errores, algunos son más difíciles de ver que otros por la falta de perspectiva que habitualmente gobierna nuestros pensamientos. Por eso, debemos hacer un esfuerzo para analizarnos a nosotros mismos e identificar que factores nos están impidiendo alcanzar nuestras metas.
Los problemas se vuelven recurrentes
Los problemas vienen siempre precedidos de errores. Pueden ser errores en nuestra planificación, errores en nuestra ejecución o errores a la hora de hacer elecciones. Puede que el error sea no prever que hay cosas que pueden salir mal.
La gran ventaja de cometer errores (y todos lo hacemos) es poder aprender de ellos. Si no reconocemos los errores que hemos cometido, los problemas que desencadenan se nos presentarán una y otra vez.
Incapacidad para alcanzar logros
Por regla general, si no hemos conseguido alcanzar una meta que llevamos tiempo persiguiendo suele ser porque estamos cometiendo errores en la consecución de esta meta. Muchas veces tendemos a justificar nuestra incapacidad para verlos tras factores externos (tuve mala suerte en el examen) o trasladando la culpa a otras personas (mi jefe me tiene manía)
Lo más frecuente es que nosotros estemos haciendo algo mal que deberíamos identificar y corregir.
Crea frustración a nuestro alrededor
No hay nada más descorazonador que repetir constantemente a alguien que aprecias que está cometiendo un error y que esta persona haga oídos sordos a tu consejo. No ser autocrítico con uno mismo hace que los demás no sientan deseos de hacer críticas constructivas sobre nosotros.
Las opiniones, aunque no siempre sean correctas, siempre deberían ser bienvenidas porque ayudan a reflexionar.
Imposibilidad de evolucionar
Una vez se ha alcanzado un nivel de exigencia óptimo acorde con nuestro talento en un área, la única forma de seguir progresando es detectar donde cometemos errores y corregirlos. Si no somos críticos con nosotros mismos nos estancaremos y no podremos seguir dando pasos adelante.
Es duro, pero hay que analizarse a uno mismo de vez en cuando o caeremos en la complacencia y la autocondescendencia, nosotros no seremos responsables de nada de lo que ocurre en nuestra vida y la culpa siempre será de los demás o de factores externos.
La autocrítica y el trabajo duro constituyen la base del éxito.
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