Confieso que no soy un emprendedor digital actualmente, pero de eso ya te habrás dado cuenta. Tengo 36 años y hace 15 que hice mi primera (y desastrosa) incursión en el mundo de los negocios. Bueno, en realidad no fue tan desastrosa. Me dio dinero para vivir con lo mínimo durante una temporada, rezando por que llegara pronto mi cumpleaños y mis padres me regalaran 100 euros para poder comprarme ropa XD
Pero mi incursión más seria, la de establecerme como desarrollador freelance, si que fue un desastre. Tenía clientes, tenía conocimientos y tenía contactos. Y justo cuando parecía despegar, llegó la crisis de 2008. Y todos mis clientes, agencias de publicidad, ayuntamientos, startups… todos dejaron de pagar. Y yo tuve que buscarme un trabajo por cuenta ajena. Por suerte no tenía ninguna deuda importante.
Desde entonces, he aprendido muchas cosas sobre internet, el mundo de las ventas y el marketing. Tanto que me dedico profesionalmente al marketing online, y diré sin modestia que con unos resultados bastante buenos. De vez en cuando tengo tentaciones de lanzarme a la piscina y volver a abrir un negocio por mi cuenta. Las redes sociales, tu bandeja de entrada, los ads en todas las páginas están llenas de mensajes de emprendimiento, de alcanzar tu libertad individual, de triunfar.
Pero… ¿y si arriesgas todo y todo sale mal?
Mi primer consejo, ya lo he dicho alguna vez, es que no pongas todos los huevos en la misma cesta. No inviertas todo tu dinero, no te endeudes demasiado, no dependas solo de uno o dos clientes. No confíes en el futuro porque, como dijo Bruce Lee, confiar en que la vida te tratara bien porque eres una buena persona es como confiar en que un tigre no te comerá porque eres vegetariano.
Se que a veces es difícil porque muchas veces tienes que pedir créditos para comprar material con el que satisfacer la demanda de tus clientes o tienes que subcontratar tareas antes de cobrar al cliente final, muchas veces a 30 o 90 días…. Este juego es peligroso si no cuentas con un colchón.
Mi segundo consejo es que no te pases de listo. Ya no te digo solo que intentes mantener un comportamiento ético con tus deudores y acreedores porque es lo que haría una persona decente, sino porque obrar de buena fe es un mecanismo que puede protegerte legalmente y jugar a tu favor en una mediación o una resolución judicial. Haz lo que debes e intenta quedar bien con todo el mundo en la medida de tus posibilidades.
Mi tercer consejo es que te informes bien de qué es la ley de segunda oportunidad y estudies bien si puedes acogerte a ella. Esta ley es un mecanismo establecido en 2015 para proteger a los autónomos y particulares que no pueden hacer frente a sus deudas. Si tienes dudas, lo mejor es buscar a un abogado especializado en la ley de segunda oportunidad. Si es posible empieza a prepararte para esta contingencia antes de quedarte completamente sin recursos.
Puedes fracasar y volver a levantarte. De hecho, conociendo las estadísticas, lo más probable es que al abrir un negocio fracase en los primeros 2 años. Es la dura realidad, un 90% de los negocios no consiguen superar sus primeros 2 años de vida.
No desesperes, no desfallezcas. El fracaso no es deseable pero no es algo infrecuente. Considera la posibilidad de que tu negocio no triunfe antes de que ocurra y, incluso aunque te vaya bien. Y, si ocurre, conoce los instrumentos a tu alcance para poder salir del agujero lo antes posible.
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