A medida que vamos comprendiendo más y más la nueva tipología de profesionales que empiezan a prevalecer en determinados sectores, los llamados trabajadores del conocimiento, comienzan a surgir preguntas sobre qué podemos hacer para tener éxito en este nuevo mundo.
La información está al alcance de la mano de cualquiera y lo que realmente se pedirá de nosotros es saber procesarla y utilizarla en nuestro propio beneficio. Sin embargo, la cantidad de áreas de especialización es inmensa y cada una de ellas tiene decenas de ramificaciones que hacen prácticamente imposible que alguien sepa todo lo que hay que saber sobre sobre determinado campo, lo que nos lleva a un dilema fundamental: ¿debo superespecializarme en una rama de mi trabajo o debo diversificar mi conocimiento entre varias áreas relacionadas pero sin llegar a ser un auténtico experto en ninguna?
La verdad es que es un tema sobre el que últimamente se está hablando mucho y cada artículo que leo o cada persona con la que hablo tiene una opinión diferente, así que compartiré con vosotros mi propia opinión.
Para empezar, yo creo que deberíamos tener siempre presente este principio:
Cuantas más cosas diferentes sabe hacer alguien peor sabrá hacerlas. Cuantas menos cosas sabe hacer alguien mejor sabrá hacerlas.
Ser un superespecialista tiene la ventaja de que puedes hacer cualquier trabajo que te pidan siempre y cuando esté relacionado con tu área. No solo puedes hacerlo, sino que puedes hacerlo mejor y más deprisa que el resto. Por tanto, los especialistas tienden a tener buenos sueldos y estos crecen en función de su nivel de experiencia y conocimientos.
En contra de la creencia popular, un especialista inquieto nunca se queda obsoleto porque, incluso en un mundo tan volátil como el del trabajo del conocimiento, existen muchas especialidades que comparten muchas similitudes. De hecho, normalmente las nuevas especialidades son evoluciones de especialidades anteriores. Un experto programador en PHP podrá saltar a programar HTML5 sin grandes dificultades.
La gran debilidad del superespecialista es precisamente el enfoque sobre un área muy concreta. Le resultará difícil tener una visión global de los proyectos, máxime cuando estos normalmente requieren de la colaboración entre varias áreas diferentes entre sí. En la mayoría de los casos, un equipo de especialistas no es suficiente para sacar adelante un proyecto con garantías.
Surge entonces el perfil del trabajador transversal, con un buen conocimiento de muchas áreas que suelen estar relacionadas en los proyectos pero no tan profundo como el de un especialista.
Por un lado, muchas empresas están buscando un perfil transversal porque empiezan a verse sobrepasadas por la cantidad de nuevos trabajos que deberían cubrir para poder ampliar su mercado. Es frecuente encontrar ofertas de trabajo que buscan un programador web experto en SEO y SEM y con conocimiento de Community Manager.
La realidad, como hemos comentado antes, es que lo único que conseguiremos atacando tantos frentes con un mismo individuo es que no se haga un buen trabajo en ninguno.
¿Por qué entonces convertirnos en trabajadores transversales? En los proyectos del trabajo del conocimiento, la capacidad de tener una visión global es un arma muy valiosa. Deben existir profesionales capaces de proponer soluciones diferentes, pensar fuera de la caja y con capacidad de prever el futuro. Son los perfiles que aportan una visión estratégica de la que carecen los especialistas.
Por otra parte, es cada vez más importante la labor de coordinador de proyectos. Ojo, no hablo de jefe de proyecto, no estoy hablando de alguien que diga lo que se debe hacer. Estoy hablando de alguien que sea capaz de hacer que todos los músicos de la orquesta toquen la misma melodía al mismo tiempo y pueda detectar las carencias en el equipo y corregirlos.
Después de darle muchas vueltas, he llegado a la conclusión personal de que lo ideal es tener un equipo mixto , con una capa de especialistas que sean capaces de producir el trabajo y otra capa de trabajadores transversales que sirvan como conexión entre los especialistas y diversas áreas de la empresa y que aporten además una visión global sobre los problemas.
La pregunta de que rol escoger queda, por tanto, abierta. Ambos perfiles son valiosos y necesarios. En todo caso, la única certeza que debemos tener presente es que si queremos tener éxito en el mundo del trabajo del conocimiento nunca podemos dejar de aprender y evolucionar.
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