Lo reconozco, soy un tipo muy organizado. Excesivamente organizado. A veces organizado hasta niveles un poco absurdos. Ha sido así desde que era pequeñito. Como dice mi mujer, me gusta meter cajas dentro de cajas dentro del armario. Los que me conocen bien a veces hacen bromas con esta parte de mi personalidad.
Me levanto siempre a la misma hora. Tengo unas rutinas marcadas de desayuno, ducha, camino al trabajo, hora de llegada. En el trabajo procuro mantener la esencia de mis horarios intacta, comer a la misma hora, usar técnicas de timeboxing para gestionar mis ciclos de trabajo, salir a una hora marcada…
Pero hace no mucho me dijeron algo que me sorprendió de verdad. Me dijeron más o menos que era un poco triste que hubiera elegido vivir una vida con tan poca libertad. Y me marcó no porque fuera verdad, sino porque realmente he decidido vivir así para gozar de más libertad.
¿Eres más libre por poder levantarte un día a las 7 de la mañana y al siguiente a las 8? ¿o por comer todos los días fuera de la oficina a la hora que te apetece en vez de comer la comida que planificaste que ibas a comer el día 1 a las 14:00 de la tarde? Supongo que mi concepto de libertad y espontaneidad es distinto un concepto de libertad anárquica que pueden tener otras personas.
Cuando hay cosas que repito todos los días, el no pensar en cómo hacer estas cosas me hace más libre. Libera mi mente para poder ocuparme de otras cuestiones. Cuando alguien está pensando a las 13:50 si es mejor comer a las 14:00 o a las 15:00 y dónde y qué comerá, yo ya se lo que voy a hacer. Eso me proporciona más tiempo y recursos para dedicarlos a hacer otra cosa. No invertir recursos en gestionar el día a día me hace más libre.
Por otra parte, para mí ser libre no significa pasar el día tomando decisiones sobre cosas triviales como la hora a la que me levanto o si hoy me afeito o no. Para mí ser libre significa poder decir en las cosas que yo creo que es bueno para mi decidir. Ser libre significa poder dedicar media hora todas las mañanas a escribir este blog porque el haber tomado determinadas decisiones de antemano han liberado esta media hora que antes invertía en intentar levantarme de la cama mientras apagaba mi despertador 10 veces seguidas.
Y, desde luego, que tenga unos hábitos muy marcados no significa que no pueda darme un capricho de vez en cuando y cambiar mis rutinas en un momento dado, no son inmutables. Siempre hay sitio para salir a cenar con amigos o hacer un viaje imprevisto.
Pero insisto en que es bueno para mí tener hábitos porque es lo que libera los recursos físicos y mentales que necesito para seguir creciendo como persona, en vez de emplearlos en gestionar mi día a día. Soy feliz viviendo una vida estructurada en hábitos porque puedo dedicar más tiempo a lo que me importa de verdad.
Hola Daniel. Estoy completamente de acuerdo. Yo hago algo similar, pero te haría una pregunta si me lo permites: ¿como gestionas esas rutinas, como las planificas?. Gracias y un saludo.