Storytelling no es más que un nombre molón y en inglés para una técnica que se ha practicado toda la vida pero que últimamente vuelve a estar de moda: contar una historia para hacer que alguien reflexione sobre una cuestión.
Los que seguís este blog seguramente hayáis leído algunos post sobre experiencias personales o anecdotas contadas por algún amigo.
Storytelling no es más que eso, contar un cuento, una anécdota o una vivencia personal para ilustrar alguna cuestión de fondo que es difícil o aburrido explicar de otra manera. Se ha usado desde tiempos inmemoriales. Los relatos mitológicos o religiosos que conocemos suelen ser un conjunto de historias con moraleja y relatos aleccionadores por ejemplo.
Es complicado sentarse con un grupo de personas y decirles “Señores, no se están esforzando lo suficiente. No están sabiendo afrontar los problemas que se les plantean y así no conseguiremos alcanzar nuestro objetivo.”
Otra forma de decirlo es contando una historia, como hizo mi jefe recientemente.
Es duro decir a los lectores “o apredéis a reciclaros laboralmente o pronto os quedaréis sin trabajo”. Es mejor contar la historia del Pobre Paco
Usar el storytelling tiene muchas ventajas que a mi personalmente me parecen extraordinarias.
- Atenúa el mensaje. Dices lo que quieres decir, pero sin dirigirte a nadie en particular. No hay acusaciones directas, solo una historia.
- Mejora la capacidad de atención. Es mucho más ameno seguir el hilo de una pequeña historia que atender a un monólogo.
- Permite establecer vínculos personales. Cuando cuentas una vivencia personal no estás solo diciendo lo que crees que se debe hacer, en realidad estás dando a entender que has pasado por eso, que eres capaz de ponerte en el lugar del otro y aconsejarle desde la experiencia.
- Permite usar la imaginación. Seamos sinceros, en ocasiones es muy aburrido hacer una exposición sin más de los hechos y proponer soluciones.
- Puede resultar inspirador. Los cuentos o las historias tienen un efecto especial sobre los seres humanos. Pueden motivarnos por sí mismas e inspirarnos a alcanzar nuevas metas. ¿Quién no ha querido ser un vaquero de niño después de ver una película? ¿Quién no ha querido montar un negocio en el garaje después de haber oído la historia de Mark Zuckerberg o de Steve Jobs (plagadas de medias verdades por otra parte)?
Es verdad que es una técnica que a mi me gusta especialmente porque escribo relatos cortos desde que era adolescente, y por eso creo que las historias tienen un poder que no podemos menospreciar.
Siempre que sepamos encontrar el canal apropiado y el momento preciso, el storytelling bien aplicado puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso de un mensaje.
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