Las empresas son entes más complicados de lo que pueden parecer desde fuera. Son un poco como las personas. A medida que crecen viven fases diferentes, con problemas diferentes y con diferentes recursos para afrontarlos.
Tengo el referente de empresas que se crean pero nunca llegan a nacer en realidad, empresas “personales” en las que solo trabajan una o dos personas, de empresas pequeñas de 6 o 7 personas, tanto desde el lado de la gerencia como en de empleado, y en los últimos años he trabajado en empresas de rápido crecimiento que han pasado de ser pequeñas a ser considerablemente grandes en un corto espacio de tiempo.
Si hay algo de lo que me he dado cuenta es de que sí, las cosas que son más complicadas de lo que parecen. Es por la legislación. La maldita ley que, por un lado, nos protege, pero que por otro lado hace que las cosas se vuelvan tediosas y farragosas. Tengo una relación amor odio con la ley. Creo que la ley es necesaria para proteger a las personas pero también creo que en ocasiones (muchas) es inutilmente burocrática y absurda.
De todas maneras, no importa lo razonable que sea la relación entre trabajadores y empresa, no importa que la empresa no haga locuras y procure hacer las cosas bien. Siempre hay cosas que se escapan. Siempre hay gente con la que tienes problemas o que quieren crearte problemas. Siempre hay cambios en la legislación de los que no te enteras y que son complicados de entender (hola RGPD, qué culpa tengo yo de que existas)
Desde luego, si no tienes un departamento legal o asesores laboristas contratados, lo tienes realmente complicado. A la menor inspección puedes tener auténticos problemas. Y si, las inspecciones existen. Son más frecuentes de lo que piensas. Yo he vivido varias inspecciones y soy un pobre currito. Todo el mundo que conozco que tiene una empresita ha sufrido alguna inspección.
No digo que me parezca mal lo de las inspecciones. Lejos de gustarme o no algunas leyes, las leyes están para cumplirlas o cambiarlas. Y mientras están en vigor, me parece bien que se vele por que se apliquen correctamente. Lo que pasa es que una empresa es un ente complicado en el que siempre surgen problemas inesperados y existen marcos legales difíciles de conocer.
Si hablamos de empresas con mucho negocio internacional vía web, como en las que suelo trabajar yo, apaga y vamonos. Yo he tenido problemas tan absurdos y dispares como que mis páginas de conversión no cumplían la ley de protección de datos alemana, que no podía vender determinado producto en China aunque alguien me lo comprara o de que la información que obtuviera de gente que rellena los mis formularios desde EEUU debe estar almacenadas en servidores en EEUU.
¿Como demonios voy a saber yo cual es la legislación en Birmania si no sé siquiera leer el BOE de mi país?
Mi consejo, necesitas asesoramiento legal en tu negocio desde el minuto 0. Si además te ayudan a hacer trámites con la administración y te ayudan a llevar los libros de contabilidad, mejor que mejor. La cantidad de tiempo, de dinero y de desvelos que te vas a ahorrar compensa el dinero que pagas.
Básicamente es importante acudir a asesorias ya que así nos facilitaría la vida porque contamos con un asesoramiento para así determinar una protección en cuanto a la ley.