Es triste escuchar a algunos compañeros decir que, aunque se esfuerzan por mejorar su productividad personal y por crecer como profesionales, su trabajo sigue siendo un desastre<7b>, no se hacen bien las cosas y se sienten frustrados.
Más triste todavía es oír que deben estar haciendo algo mal, que por más empeño que ponen no consiguen sacar adelante todas sus tareas, el trabajo se acumula y la presión es muy alta.
Suponiendo que hemos hecho un profundo análisis de lo que están haciendo bien o mal los compañeros y habiendo comprendido que su sistema es eficiente, solo queda achacar el problema a la organización para la que trabaja.
Y es que la productividad de un equipo no es solamente la suma de las productividades de sus miembros: la estructura empresarial, el sistema de producción, la planificación y los flujos de comunicación deben de servir como catalizador, pero también pueden servir como penalizador.
Si tenemos un motor viejo, desgastado, al que no se le hace mantenimiento desde hace años y que se gripa constantemente y decidimos reemplazar una pieza, seguiremos teniendo un motor que no funciona pero con una reluciente pieza nueva.
Si embargo si tenemos un motor que funciona aceptablemente bien y le cambiamos una pieza que no funciona muy bien por una nueva, el motor seguirá funcionando bien y seguramente mejorará su rendimiento.
Por lo tanto, no todas las empresas nos permiten aplicar un baremos apropiado para medir el impacto de la aplicación de nuestras técnicas de productividad personal al trabajo.
No quiero decir con esto que debemos relajarnos y eximirnos de culpa. Lo más probable es que si nos sentimos desbordados por nuestro trabajo la culpa sea nuestra. Pero la respuesta más probable no es siempre la respuesta correcta.
¿Qué podemos hacer entonces? Mi sentido del deber me dicta que debemos intentar exponer mediante los cauces a nuestro alcance los motivos por los que creemos que el sistema de trabajo no funciona correctamente. Debemos tener cuidado, no todo el mundo sabe recibir críticas, aunque estas sean razonadas y con buena intención.
En todo caso, si somos ignorados o la empresa es demasiado inmovilista, podemos estar seguros de que las las cosas no mejorarán en un futuro cercano y quizás haya llegado el momento de buscar pastos más verdes.
Deja un comentario ¡Tu opinión me interesa!