Hoy voy a ir un poco en contra de lo que hablo siempre de lo estupendo que es motivar a los trabajadores dando incentivos, creando altas expectativas y dejando que cada cual tome tus propias decisiones con responsabilidad y profesionalidad.
Voy a ser políticamente incorrecto y voy a tratar un tema tabú que está siempre ahí pero pocos hablan abiertamente de ello en el mundo del blogging. Este tema es cómo tratar a alguien al que, simplemente, no le da la gana trabajar.
Es cierto que se puede haber llegado a este punto por muchos motivos y debemos estudiar la situación para intentar subsanar estos problemas antes de llegar a puntos de inflexión más incómodos.
Ocurre muchas veces que el bajo rendimiento de alguien en el trabajo es producido por una profunda desmotivación, que en muchos casos es producido por falta de reconocimiento, estancamiento laboral, carencia de implicación. El sueldo puede resultar también un factor a tener en cuenta, pero los estudios demuestran que una subida de sueldo no surte ningún efecto si no va acompañada de otros estímulos como un ascenso.
Pero ocurre también que, en algunos casos, el bajo rendimiento está causado por las prioridades vitales del individuo. Algunas personas, en determinados momentos de su vida deciden que el trabajo no merece su esfuerzo.
Yo puedo entender ese razonamiento:
- ¿Qué ocurre si hago un trabajo excelente? Que todo el mundo me aprecia y gano X dinero al mes.
- ¿Qué ocurre si hago un trabajo mediocre? Que gano X dinero al més.
- ¿Qué ocurre si mi trabajo es pésimo? Que gano X dinero al més.
Pelear por hacer un trabajo excelente no merece la pena según mi escala de valores. Me da lo mismo hacer un trabajo mediocre que uno pésimo porque mi objetivo en el trabajo es la subsistencia. Pues voy a trabajar lo mínimo posible entonces.
Y lo que tenemos como resultado es un trabajador ineficiente y tóxico por propia elección, algo bastante peligroso porque, al ser tan manifiesta la falta de consecuencias por una mala labor profesional, corremos el riesgo de que otros miembros del equipo se contagien de esta actitud con el tiempo.
Decía Tsun Zu que si pones a un hombre en una situación en la que su única salida para sobrevivir es obtener la victoria, luchará con todas sus fuerzas.
No me gustan las técnicas de motivación basadas en el miedo a quedarte sin trabajo, pero sí creo en la justicia y en el realismo. Creo que las decisiones de las personas tienen que tener consecuencias, que el buen trabajo hay que recompensarlo y que el mal trabajo ejercido conscientemente hay que sancionarlo.
Quizás no estaría de más que a algunas personas les dijeran: “Estamos dispuestos a apostar por tí y a proporcionarte los medios para que puedas ejercer tu trabajo de la mejor forma posible, pero no podemos consentir que las cosas continúen de este modo. Si persistes en la decisión de no esforzarte un mínimo en el trabajo quizas es mejor que busques otro empleo”
A veces es necesario verle las orejas al lobo para ponerte las pilas.
Esta tecnica yo en lo personal la aplicaba cuando trabajaba en Recursos Humanos en una tienda departamental.
Muchas veces (y en multiples ocasiones) dejamos que el colaborador no desempeñe su trabajo de manera optima, y te dire que no es culpa de el… es del supervisor que tiene.
Yo estoy convencido que un trabajador supervisado desempeña mejor sus funciones, pero hablo de una supervision de liderazgo, por que tambien se llega a caer en la hostilidad y acoso laboral.
Yo me sentaba con el colaborador y asi como lo redactaste al final era como yo me dirigia con ellos, ¡magia!, cambian en muchas ocasiones de actitud y su desempeño inicia de 0 «cero».
Es complicado, pero a veces es mejor ser sincero…
Gracias por tu comentario!