Los planes educativos tienen muy claro que necesita un trabajador de la Era Industrial (como tu y como yo) para ser util a la sociedad. Necesita ciertas nociones de cultura básica para desenvolverse el el mundo que le rodea. Necesita saber de matemáticas, química y física para especializarse en un trabajo técnico si fuera necesario. Necesita hablar inglés para poder hacerse entender por personas en todo el mundo. Desde hace aproximadamente 25 años, necesita aprender algo de informática porque todo se maneja con ordenadores. Pero no necesita aprender a administrar su tiempo. No, tradicionalmente los trabajadores de la Era Industrial vendemos nuestro tiempo y son otros los que lo administran por nosotros.
Pero esta Era Industrial está viviendo sus últimos días. El fácil acceso a la información, a la financiación y a los medios de producción está cambiando el mundo. Ahora es muy sencillo encontrar mano de obra muy barata y numerosa para realizar determinadas tareas, pero resulta muy caro y difícil encontrar superespecialistas en un campo que trabajen durante un periodo de tiempo determinado en un proyecto. Este es el problema del que adolecen muchas empresas hoy en día y por lo que está tan de moda el hablar de autónomos y de knowmads.
Es un mundo liberalizado en el que la desprotección del trabajador es la norma y en la que se hace patente una máxima: trabaja todo lo que puedas mientras tengas en qué porque nadie te garantiza que puedas trabajar mañana. Y en esto vivimos las personas de mi generación. Tenemos que trabajar muchas horas o con mucha intensidad para alcanzar unos resultados que cubran las expectativas de la empresa, muy posiblemente a la vez que nos formamos o tenemos trabajos accesorios para poder acceder a la seguridad que no nos proporcionan los contratos. El mundo espera que ahora nos saquemos las castañas del fuego, pero a la vez todavía estamos atados a una educación alienante orientada a producir proletarios en vez de personas autosuficientes.
Es en este punto donde radica la importancia de aprender a gestionar mejor tu tiempo. Hoy por hoy es la mayor ventaja competitiva a la que puede acceder una persona. Si has decidido seguir un camino convencional (como yo) y tener un trabajo de 40 horas semanales (que en muchos casos serán 50 o 60), ser productivo en un argumento de peso.
Por un lado, es muy complicado que una persona que no sepa gestionar su tiempo pueda competir contigo en igualdad de condiciones. Si tu eres capaz de extraer 7 horas productivas de una jornada laboral de 8 horas y tu compañero quizás puede sacar 4 o 5, estás produciendo entre un 30% y un 40% más que tu compañero. Eres más o menos 1,5 veces más valioso que tu compañero, a nivel meramente productivo. Las personas que hemos aprendido a gestionar nuestro tiempo nos enfrentamos después a la decisión de que hacer con esta ventaja: algunos lo usan para convertirse en empleados valiosos y ascender dentro de la empresa, otros lo usan para ganar más dinero con su empleo o invertirlo en desarrollarse ellos mismos y otros tomamos la decisión de mejorar la conciliación entre nuestra vida personal y laboral.
Por otro lado, esta ventaja es extensible al trabajo como autónomo. Por eso todos los autónomos deberían aprender a administrar su tiempo incluso antes que nociones empresariales básicas. Como autónomo vas a competir con personas por los mismos clientes. Puedes pelear por ser el mejor, pero nadie te garantiza que salga bien. Puedes abrir un nuevo mercado y salir de las «aguas rojas», pero los terrenos inexplorados tampoco son peligrosos. O puedes pelear con los demás en igualdad de condiciones, pero administrando tu tiempo de forma eficaz. Si eres capaz de producir un 50% más que otro autónomo que puede hacer lo mismo que tu (pero en más tiempo), puedes convertir este margen de productividad en una ventaja competitiva: puedes reducir tus precios un 33% y aun así ganar lo mismo que tus rivales, puedes ganar un 50% más de dinero en las mismas horas de dedicación al trabajo, accediendo a un nivel de vida superior, puedes acortar tus fechas de entrega… O lo que más me gusta a mí, puedes prestar tu servicio más rápido, más barato y encima tener más tiempo libre.
La gente empieza a comprender que en este cambio de era el sistema educativo se ha quedado atrás y necesitan desarrollar habilidades que no se aprenden en las escuelas ni facultades. Ahora mismo el mundo de la productividad personal empieza a popularizarse. Está justo en el momento en que el que solo un puñado de personas lo conocen pero a mucha gente ya le empieza a sonar ¿Por qué renunciar a una ventaja competitiva tan clara? ¿Vas a quedarte a atrás cuando la gente de tu alrededor sepa como aprovechar su tiempo y tu todavía tengas que jugar al presentismo?
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