Cómo la efectividad te ayuda a ser más feliz

Cómo la efectividad te ayuda a ser más feliz

*Este es un artículo invitado de Jaír Amores, de efectivida.es

¿Qué es eso que nadie entiende pero todo el mundo busca? No te haré sufrir hasta el final del artículo. Te lo digo ya: la felicidad.

Porque… a ti también te gustaría ser más feliz, ¿verdad? Y sin embargo, no encontrarás una definición estándar de felicidad. Si tú y yo escribimos en un papel lo que creemos que es felicidad, es muy probable que no coincidamos. Lo más parecido a felicidad sería una colección de frases, incluyendo, cómo no, algún dicho africano, una frase de Einstein y otra de algún filósofo estoico. Personalmente, no creo que haya algo así como «felicidad absoluta». Al menos no en la época en la que vivimos.

Sin embargo, no seré derrotista. Sí que estoy convencido de que hay muchas cosas que funcionan y que podrían llevarnos a una vida un poquito mejor. Una de ellas es el poderoso concepto de efectividad. Desde que comprendí (vagamente) de qué iba esto, me enamoré de la palabra.

Qué es efectividad y cómo nos ayuda a ser más felices

Efectividad es, según el diccionario de la RAE, «Capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera». No es una mala definición, pero dice poco. El genial Peter Drucker decía que efectividad era «hacer las cosas correctas». Y otro autor reconocido, Stephen Covey la definía como «el equilibrio entre la eficacia y la eficiencia», añadiendo que eficacia era conseguir resultados, y eficiencia, gastar pocos recursos.

A mí me gusta decir que efectividad es la mezcla ideal entre eficiencia y eficacia. Un ejemplo que suelo usar es el de una lavadora. Si quieres que lave muy bien la ropa, probablemente perderás algo de eficiencia. Pero si lo que quieres es que gaste poca agua, electricidad y que sea muy rápida, probablemente no lave del todo bien. La efectividad nos ayudaría a encontrar un término medio entre resultados y costes.

Ahora, agitemos la coctelera y saldrá una gran pregunta: ¿para qué ganar más efectividad si no nos hace más felices?

Es por eso que, aunque la efectividad es un concepto mucho más potente que la anticuada productividad, sigue necesitando que le demos objetivos que valgan la pena. Porque nadie quiere ser efectivo haciendo el tonto, ¿no? (A menos que te dediques a ser payaso profesional, vaya)

Todos, en mayor o menor medida, buscamos efectividad. Hay quien disfruta mucho encontrando trucos secretos para acciones comunes, como abrir la tapa de un frasco imposible. Otros se esfuerzan mucho por dominar técnicas que les ayuden a ahorrar tiempo y/o esfuerzo. También hay quien se vuelve un friki de este mundo y estudia técnicas y métodos avanzados.

¿El objetivo de todo esto? Ser un poquito más felices. Muchas veces, esto significa cumplir con nuestros objetivos con un nivel digno, y encima tener tiempo para pasear con la familia, para un viaje inspirador, o por qué no, para no hacer nada.

El camino de la efectividad

Claro, hay un pero. Muchos de los que llegamos a este maravilloso mundo, lo hicimos solos. El camino de la efectividad personal, digamos que no está abarrotado. Si usas términos como Pomodoro, Pareto, GTD, BuJo, o similares, la mayoría pensará que te has dado un golpe en la cabeza o que estás aprendiendo un nuevo idioma.

Pero… ¡qué placer es cuando encuentras a otro «bicho raro» que se preocupa por mejorar activamente su vida y entiende algo del mundillo! Las conversaciones son fascinantes. Ambos individuos empiezan a hablar en jerga. Que si matriz de Eisenhower, que si DaFo, que si cómo haces tú esto o aquello… ¡Qué maravilla!

Y de esto quería hablar. El pero es que estamos solos. Seguimos algún blog, podcast y leemos libros. Tenemos algún amigo que le interesan estos temas… y poco más.

En mi caso, leí el libro «Organízate con eficacia», de David Allen. Recuerdo que pensé: «Hay más locos como yo. Y hasta hay alguien que ha desarrollado un método». Con el tiempo, y resumiendo la historia, mi fascinación por este campo me llevó a publicar un podcast, abrir una web y crear mi propia metodología: el método C.A.R.

Pero seguía sintiendo que faltaba algo. Escuchaba, leía, escribía, hablaba… y seguía solo. En paralelo a este proceso creativo, empecé a contactar con otros autores, y hasta fui invitado a un mastermind. Y entonces comenzó la magia.

«Si quieres ir rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado» (Dicho africano; no podía ser menos)

Al final, entendí que, si de verdad queremos progresar y lograr resultados, necesitamos juntarnos con otros. Porque en este caso, uno mas uno son más que dos. Así que recientemente, dejé mi trabajo después de 18 añitos, y me lancé al vacío con una academia de desarrollo personal centrada en la efectividad. El lema: efectividad sin olvidar las cosas importantes de la vida.

Mi objetivo es poder crear un entorno de aprendizaje donde, entre todos, nos ayudemos para mejorar nuestra efectividad. Sigue siendo efectividad personal, pero ahora se añade otra capa. De momento, estoy muy contento con lo que está pasando dentro.

Por supuesto, hay muchos otros sitios donde puedes aprender. Este blog es uno de ellos. Y quizá sea suficiente para ti. Pero si de verdad quieres subir de nivel y sacarle el máximo partido a este super hobbie, te recomiendo unir fuerzas con otros como tú.

En resumen, la felicidad seguirá siendo más rápida que nosotros, pero el camino de la efectividad personal nos permitirá disfrutar un poquito más de la vida. Eso sí… mejor, en compañía.

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